Liny Michailodska nace en Bulgaria en 1932, a sus 12 años emigra junto a su familia a Río de Janeiro, donde residiría hasta principios de los cincuenta, momento en el que se mudaría a Montevideo a estudiar arquitectura. Es en la capital de nuestro país donde se reencuentra con Andrei Aneff, también búlgaro y conocido de su familia, con quién contrae matrimonio y por tanto adopta el apellido por el cuál todos la conocemos.
Es a finales de la década del 70 y principios de los 80 que su obra comienza a tomar notoriedad. Exponiendo en diferentes galerías de Montevideo y ganando gran popularidad hacia la década de los 90. Sus obras decoran un sinfín de espacios en todo el país.
La mayor parte de su producción se centra en paisajes urbanos, muchas veces favelas -que seguro nacen de los recuerdos de su juventud en Río- otras marinas y también catedrales, que se valen de exagerados empastes, abundantes en pintura y con fuertes colores, características todas que conforman ese estilo tan inconfundible e irreplicable.
Liny Michailodska nace en Bulgaria en 1932, a sus 12 años emigra junto a su familia a Río de Janeiro, donde residiría hasta principios de los cincuenta, momento en el que se mudaría a Montevideo a estudiar arquitectura. Es en la capital de nuestro país donde se reencuentra con Andrei Aneff, también búlgaro y conocido de su familia, con quién contrae matrimonio y por tanto adopta el apellido por el cuál todos la conocemos.
Es a finales de la década del 70 y principios de los 80 que su obra comienza a tomar notoriedad. Exponiendo en diferentes galerías de Montevideo y ganando gran popularidad hacia la década de los 90. Sus obras decoran un sinfín de espacios en todo el país.
La mayor parte de su producción se centra en paisajes urbanos, muchas veces favelas -que seguro nacen de los recuerdos de su juventud en Río- otras marinas y también catedrales, que se valen de exagerados empastes, abundantes en pintura y con fuertes colores, características todas que conforman ese estilo tan inconfundible e irreplicable.